"Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era. Esa es la responsabilidad y el deber más sagrado de todos los estadistas del mundo. Esa es, además, la premisa indispensable de la supervivencia humana".
ReferĂȘncia ao texto original:
Discurso pronunciado en el XXXIV PerĂodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 12 de octubre de 1979