DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN EL ACTO DE INAUGURACION DEL CAMPAMENTO INTERNACIONAL DE PIONEROS "26 DE JULIO", CELEBRADO EN EL MARCO DE LA CELEBRACION DEL DIA DE LOS NIÑOS, EN VARADERO, EL 17 DE JULIO DE 1977 [1]
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Queridos compañeritos:
Sé que una parte de ustedes no habla español. A pesar de todo, espero que nos entendamos. Creo que siempre hay un lenguaje en el que se entiende todo el mundo; es el lenguaje de la solidaridad, el lenguaje de la fraternidad y el lenguaje de la alegría.
Quiero, en primer lugar, felicitar a los pioneros, a su organización, a sus guías, a sus maestros, a sus instructores, por el magnífico acto artístico que han brindado en la tarde de hoy. Se puede apreciar la calidad y el avance. Y nos alegramos mucho al pensar que, con motivo del festival que tendrá lugar en nuestro país el próximo año, nuestros pioneros podrán tener una importante participación cultural y artística.
La fiesta de hoy es realmente bella: el espectáculo, la alegría; alegría y a la vez conciencia; alegría y a la vez organización, disciplina, seriedad, e incluso solemnidad. Yo creo que ninguno de nosotros y ninguno de ustedes olvidará ese minuto serio, solemne, en que se izaron las banderas que representan a las patrias de todas las delegaciones aquí presentes. Y nos pareció que nuestro Himno Nacional era también hoy más hermoso y más emocionante.
Veíamos la alegría de ustedes, escuchábamos las canciones de ustedes, y las sentidas y profundas palabras de los compañeritos que a nombre de ustedes hablaron aquí, y en realidad, ¿saben lo que sentíamos nosotros en ese instante? Pues, sentíamos no tener la edad de ustedes.
En nuestra época no pudimos conocer nada parecido a esto. En nuestra época no había revolución, no había organizaciones masivas de niños como esta, no había actos como estos, no había campamentos como estos.
Para nosotros es motivo de alegría, de felicidad, de satisfacción, el poder compartir con ustedes estos éxitos y estos avances. No es que se trate de cosas extraordinarias; son cosas humanas, son cosas justas. Pero antes de la Revolución no prevalecía ni el espíritu humano ni el espíritu de justicia. Estas cosas las trajo la Revolución, que no hizo sino poner las cosas en orden, hacer lo que debía hacerse, y que cada cual tuviera —como dice Guillén— lo que tenía que tener (APLAUSOS); trabajar y luchar por el progreso de la nación y por el bienestar del pueblo.
Pero en el número uno de las preocupaciones de todos nosotros, en el número uno de las prioridades de la Revolución, han estado los niños. Por eso para todos nosotros, no solo para ustedes, sino para los mayores, el Día del Niño es un gran día, es una fecha muy importante.
Para los niños nuestra Revolución ha hecho el máximo, todo lo que ha estado al alcance de sus manos. Claro, ya hemos avanzado algo. Ya inauguramos un campamento internacional de pioneros. En los primeros años no podíamos pensar en esto. Pensábamos en las escuelas que no existían, en las escuelas primarias que no existían; en los incontables lugares del país que no tenían una escuela, que no tenían un libro y no tenían un maestro. En los primeros años pensábamos en los cientos de miles de niños que no tenían escuelas ni maestros.
Ahora ya, hace varios años, hay escuelas en todo el país para todos los niños, y hay maestros en todo el país para todos los niños. Pero hubo maestros no solo para los niños, sino también para los adultos que cuando eran niños no tuvieron ni maestros ni escuelas, y no habían podido aprender a leer ni a escribir. La Revolución trajo escuelas y maestros para los niños y para los adultos.
Sin embargo, el problema no quedaba resuelto. Al cabo de algunos años, esos niños que ya tenían escuelas y maestros empezaron a promoverse al 2do, 3ro, 4to, 5to, 6to, y entonces no teníamos escuelas secundarias ni profesores de secundaria. Fue necesario trabajar duramente, idear fórmulas, para tener también escuelas secundarias, profesores, Destacamento Pedagógico; para tener escuelas politécnicas y tecnológicas y maestros; y para ampliar nuestras universidades, que eran muy pequeñas. Porque después de la primaria —como ustedes saben—, viene la secundaria, el nivel medio superior, y después las universidades. En estos años la Revolución trabajó duro para disponer de esas escuelas, cientos de ellas se han construido en los últimos años, esas hermosas escuelas secundarias en el campo, y los politécnicos y los tecnológicos, y las nuevas facultades universitarias que se extienden por todo el país.
A ustedes tal vez les parezca mucho todas esas cosas; pero, a pesar de todo, no alcanzaban. Hacían falta escuelas de maestros, porque no alcanzaban los maestros; hacían falta escuelas de profesores de educación física y de deportes para enseñar a los niños la preparación física y el deporte; hacían falta escuelas vocacionales militares y escuelas vocacionales civiles para los alumnos más destacados en el estudio; hacían falta escuelas para técnicos de la salud y escuelas de educadores de círculos, para los que son un poquito más pequeñitos que ustedes, para los hermanitos de ustedes. Y faltan todavía escuelas de otros tipos.
Por ejemplo, ustedes vieron a los alumnos de la escuela de arte de Matanzas, que hicieron aquí un gran papel. Y todas las provincias han ido organizando sus escuelas de arte. ¡Y verdad que trabajan bien esos muchachos! ¿No les parece a ustedes? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!")
En alguna ocasión dijimos que hacía falta en cada provincia una escuela vocacional militar, una escuela vocacional civil, escuelas de maestros, escuelas de profesores de educación física, escuelas deportivas. ¡Ah!, pero también hace falta que en cada provincia haya también una escuela de arte. Y nuestro Partido ha decidido aplicar esa política, y construir en los años futuros las escuelas de arte, una para cada provincia.
Ustedes vieron hoy a los pintores; ustedes vieron qué maravillosamente bien cantaban los pioneros, y cómo tocaban la guitarra, el violín, el piano y cómo bailaban. Todo eso es muy bello, ¿verdad? A ustedes les gusta (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!").
Entonces, además del movimiento de aficionados, tenemos también que preparar, en las escuelas de arte, a los más destacados.
Todas esas cosas ha hecho la Revolución para ustedes, para los niños, para los pioneros. Después de todo eso —de escuelas de todo tipo, de universidades— le llegó su turno también a los campamentos de pioneros. Y hace dos años se inauguró el campamento "José Martí", que los pioneros quieren llamarle ahora Ciudad de los Niños, o Ciudad de los Pioneros. Ya este año tiene una capacidad de 14 000 pioneros; debieran de ser 15 000, pero nos quedamos un poquito por debajo.
A pesar de todo, este año pasarán por el campamento "José Martí" más de 100 000 pioneros. ¡Cien mil! Eso no es poco. En el verano. Y un número mayor en el próximo curso con el plan docente recreativo del campamento.
El año pasado se inauguró el campamento "Ismaelillo", en la región central del país. Y también pasarán por allí decenas de miles de pioneros este verano y en el curso próximo.
Anteriormente se había hecho el campamento "Siboney", en Camagüey. Y en las provincias, los compañeros del Partido y los compañeros de la Unión de pioneros están pensando cómo resuelven este problema.
Les llegó su turno también a los palacios de pioneros. En algunas provincias buscaron una casa bonita; en otras, otra, y así han ido organizando modestamente los palacios de pioneros.
Un grupo artístico, que trabajó aquí muy bien, procede del palacio de pioneros de Camagüey. Ya ustedes ven las cosas que los pioneros aprenden en los palacios de pioneros. Y en La Habana se está construyendo el palacio de los pioneros.
Verdad que nos gustan los campamentos de pioneros, y nos gustan los palacios de pioneros. ¡Qué lástima que no podamos hacerlos así, por arte de magia!, de esa magia que es realidad de que hablaba la niña.
Les explico el orden con el que se han estado haciendo todas estas cosas.
Quisiéramos que cada provincia tuviera su campamento de pioneros, o —como en la región central del país— uno para tres provincias; pero que no se quedara ninguna provincia de Cuba sin su campamento de pioneros, y que no se quedara ninguna provincia de Cuba sin su palacio de pioneros. Y trabajaremos, la Revolución trabajará, los obreros trabajarán para lograr esto.
No podemos dedicarnos solo a construir palacios y campamentos de pioneros, porque todavía tenemos que seguir haciendo escuelas secundarias, escuelas tecnológicas, escuelas preuniversitarias y facultades universitarias, y tenemos que seguir haciendo escuelas primarias y círculos infantiles y policlínicos y hospitales.
Como ustedes saben —lo saben muy bien—, hay muchas escuelas primarias que no tienen buenas instalaciones. Y como hay que hacer todas estas cosas al mismo tiempo, no podemos dedicarnos a hacer exclusivamente campamentos y palacios de pioneros. Pero a pesar de todo, avanzamos. Cada año tenemos algo nuevo. Con los años y con el trabajo, tendremos todas esas maravillas que tanto nos agradan.
Hoy, podemos conmemorar el Día de los Niños con este campamento. No está malo; dicen los visitantes que es muy bonito, que es muy bueno. Realmente se escogió uno de los mejores lugares de una de las mejores playas del país; hay quienes dicen que una de las mejores playas del mundo, pero nosotros no lo vamos a decir porque no hemos visitado otras playas del mundo. Dicen que es una de las mejores. Nos alegramos. Y en uno de los mejores lugares de esa playa, se ha construido el campamento internacional de pioneros.
Al lado, del lado de allá del tanque del agua, se proyecta en el futuro construir el campamento de pioneros de la provincia de Matanzas. De manera que el campamento internacional va a tener de vecino a un campamento provincial.
Cuando se hizo la cocina, ya se hizo más grande, no para que comieran ustedes solos aquí, porque ustedes son 1 000, un poquito más, y la cocina tiene capacidad ¿saben para cuántos? ¡Para 4 000! Ya está la cocina del campamento de pioneros provincial.
Y nosotros hoy visitamos la cocina. ¡Qué cocina! Hay unas pailas grandes, así. Y yo le pregunté al maestro cocinero cuánto arroz podía cocinar ahí, en una paila sola. Me dijo: "Doscientas libras de arroz, 1 200 raciones de arroz". Y le pregunté: "¿Y los frijoles dónde los cocina?" Dice: "Ahí". Digo: "¿En qué tiempo, maestro?" Me dijo: "Quince minutos". Le digo: "¿Cómo 15 minutos?"
Yo recordaba cuando estaba preso en Isla de Pinos. De vez en cuando yo era cocinero también, y tenía allí una ollita y estaba dos horas para cocinar aquellos frijoles. No se querían ablandar (RISAS). Y el maestro, en la cocina de ustedes, los cocina en 15 minutos. Ya ven los equipos que tienen ahí, y ya tienen los equipos para el campamento provincial.
Llegará el tiempo en que todas las provincias tengan sus campamentos y —repito— también sus palacios de pioneros.
Teníamos deseos de que pudiera terminarse el Palacio de Pioneros de La Habana en 1978 con motivo del Festival. Está más o menos al 40%, pero no estamos muy seguros de que se pueda terminar para el Festival. Bueno, eso depende de los obreros, depende del Ministerio de la Construcción, depende del Banco Nacional, depende de muchas cosas: porque hace falta dinero también para construir esos campamentos. Y no somos ricos, por eso tenemos que ir poco a poco. ¡Ojalá pudiera terminarse para el Festival el palacio de los Pioneros que se construye en el Parque "Lenin", de La Habana.
Pienso que para todos ustedes el Festival es un acontecimiento muy importante. Yo sé que los pioneros han estado trabajando por el éxito del Festival y han estado inventando muchas cosas para ver cómo ayudan al Festival. Es el Festival de la Juventud y de los Estudiantes, y no podemos olvidarnos de que los pioneros también son estudiantes. Luego, el Festival Mundial pertenece también a ustedes.
De cierta forma, ¿qué es esta reunión sino una especie de Festival Mundial? ¿Qué es este campamento donde se reúnen en el verano 500, aproximadamente, de los mejores pioneros de nuestro país, con casi 400 pioneros de otros 25 países del mundo?
Algo como esto será precisamente el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
¡Y qué hermoso es este encuentro, qué hermosa es esta amistad, esta solidaridad! ¡Qué agradable pensar que nuestros mejores pioneros se reúnen aquí con cientos de pioneritos de países de Africa, de Asia, de América Latina, de la URSS, de los países socialistas, e incluso de organizaciones pioneriles que no son de países socialistas! ¡Qué agradable también pensar que aquí entre nosotros se reúnen incluso niños procedentes de los Estados Unidos!
Este lugar es, sin duda, muy bonito; posee una naturaleza privilegiada, la playa es magnífica, el campamento luce como un palacio construido ahí sobre las rocas, a unos metros de la playa. Pero no es ni la calidad del campamento, ni la belleza del lugar, ni la maravilla de la playa y el mar lo que da mayor valor a esta institución, sino lo que representa, lo que simboliza: la oportunidad de que cada año en el verano los pioneros más destacados del país se reúnan con pioneros procedentes de todas partes del mundo. Lo que eso simboliza, lo que eso significa en el orden humano, en el orden de la solidaridad y en el orden internacionalista. Lo que significan esos vínculos y esos lazos y esa conciencia y esa mentalidad que se crea desde tempranos años, y el valor cultural, político y revolucionario de estos encuentros: la posibilidad de que nuestros niños más destacados tengan una visión mucho más amplia y mucho más humana del resto del mundo.
Ese es el papel de los campamentos internacionales de pioneros. Niños cubanos visitando campamentos en numerosos países, como se viene haciendo todos los años, y niños de todos los países recibidos por los niños cubanos en su campamento internacional.
Esto es como un símbolo de lo que deberá ser la humanidad del futuro. Es como un ejemplo de los lazos de solidaridad y de hermandad que deberán establecerse entre todos los pueblos del mundo. Es lo que Marx, Engels y Lenin querían para toda la humanidad, practicado en parte y en cierto grado ya por nuestros niños. Además, estos encuentros significarán para los mejores pioneros cubanos una lección práctica de geografía política y revolucionaria; establecerán desde ahora vínculos para el mañana. Quién sabe lo que les depara el futuro a cada uno de ustedes.
Si pensamos lógicamente, los pioneros más destacados en las escuelas primarias y en las escuelas secundarias serán también probablemente los más destacados en el futuro entre los jóvenes del país, y de los más destacados entre los jóvenes del país surgirán los cuadros y los dirigentes políticos de la nación en el futuro. Es posible que con algunos de esos niños con los cuales ustedes se reúnen hoy, vuelvan a encontrarse en el futuro, como jóvenes, en festivales mundiales o en encuentros de las organizaciones juveniles; y es muy posible, es seguro, que algunos de ustedes, al cabo del tiempo, se vuelvan a encontrar con cualquiera de esos niños de hoy, como dirigentes futuros de sus patrias.
Es realmente algo maravilloso que puedan ocurrir cosas y hechos de esta naturaleza.
Durante el curso escolar, más de 8 000 pioneros de todo el país pasarán por este campamento internacional que se convierte en nacional a los efectos del plan docente recreativo.
Algunos creen que los pioneros no entienden ciertas cosas. Y yo creo que sí, que los pioneros entienden muchas cosas: muchas cosas de la política y muchas cosas de la Revolución y muchas cosas del mundo actual y del futuro. Y saben bien que en la vida no todo será alegría, no todo será fiesta: que en la vida habrá mucho de esfuerzo, de trabajo y de sacrificio.
Nosotros decíamos anteriormente que nos habría gustado tener la edad de ustedes hoy, que en nuestro tiempo no había estas cosas, pero ello no significa que todo esté hecho en nuestro país, o que todo esté hecho en el mundo; porque en nuestro país y en el mundo faltan muchas cosas por hacer, y esas cosas tendrán que hacerlas ustedes, los de las nuevas generaciones (APLAUSOS).
Y los problemas del mundo de mañana serán problemas serios. Una gran parte del mundo vive en condiciones de lo que se llama subdesarrollo, de pobreza, de miseria, de incultura, de hambre. La población del mundo crece extraordinariamente, y la humanidad futura tendrá que enfrentarse a problemas muy graves.
Por eso, lo importante no es lo que hagamos nosotros solamente para el bienestar de ustedes, para la felicidad y la alegría de ustedes, por lo cual luchamos, y lo hacemos muy gustosamente; más importante todavía es lo que hacemos por la preparación de ustedes, por la educación de ustedes, el esfuerzo que hacemos para que ustedes alcancen el mayor grado de instrucción, de cultura y de preparación técnica y científica. Lo más importante de todo es el esfuerzo que la Revolución realiza para convertir a cada uno de los pioneros en hombres y mujeres integrales el día de mañana. Y no habrá riqueza material comparable a la riqueza espiritual e intelectual que la sociedad pueda ofrecerles a cada uno de ustedes. Y no solo la preparación cultural, técnica y científica, sino por encima de todo la preparación ideológica y política que la Revolución pueda darle a cada uno de ustedes (APLAUSOS).
Estoy absolutamente seguro de que los pioneros entienden eso. Y entienden también lo que significa el esfuerzo que están llamados a hacer en el cumplimiento diario del deber, en la escuela, en el estudio, en el trabajo, en las actividades que se les asignen.
Cuando se habla del deber de estudiar, no es por mortificar a los niños; cuando se habla de promociones, no es por mortificar a los niños, no es para hacerles la vida dura. Es todo lo contrario: es por la felicidad futura y la vida futura de cada uno de ustedes.
También es cierto que si los adultos pueden hacer mucho por los niños, los niños también pueden hacer mucho por los adultos. Los padres se sienten felices cuando sus hijos son felices, y hacen todo lo posible por brindarles bienestar y alegría. Pero los niños tienen una importante manera de hacernos felices a todos nosotros, de hacer felices a todos los adultos, de hacer felices a todos los padres, y es estudiando, portándose correctamente en todos los sentidos, respetando a los maestros, respetando a los adultos, adquiriendo eso que ha dado en llamarse educación formal y obteniendo las mejores notas.
Llegará un día en que ustedes serán como nosotros, pero con una diferencia: en el mundo donde vivíamos nosotros cuando éramos niños había mucha incultura, mucha ignorancia, mucho analfabetismo; y el mundo en que vivirán ustedes dentro de nuestra patria no será un mundo de ignorantes, de incultos, de analfabetos, puesto que todos los niños del país están estudiando y puesto que todos los que llegan a 6to grado tienen oportunidad de ingresar en la secundaria y porque, de una forma o de otra, todos tendrán oportunidad de realizar estudios superiores.
A ustedes les corresponderá vivir en una sociedad de altísima cultura. Nadie puede predecir cómo será esa sociedad, porque en nuestro país esta experiencia no se conoce, y en el mundo apenas empezó a conocerse con las revoluciones socialistas. Pero ustedes, los niños de esta generación, los pioneros de hoy, vivirán —repito— en una sociedad de cultura muy elevada que, por tanto, será más rigurosa y será más exigente en todos los sentidos. Para vivir en esa sociedad, hay que prepararse desde ahora.
A ustedes les corresponderá la responsabilidad histórica de seguir construyendo el socialismo en nuestra patria y crear las bases para la construcción del comunismo (APLAUSOS).
A ustedes les corresponderá la extraordinaria responsabilidad histórica de seguir desarrollando la conciencia, el espíritu y la práctica internacionalista de nuestra Revolución (APLAUSOS).
Y dentro de esta educación que ustedes reciben, este campamento internacional de pioneros, constituye las bases para ese espíritu internacionalista.
El mundo es cada vez más pequeño, las comunicaciones son cada vez más rápidas. Con el desarrollo del socialismo y del comunismo, la humanidad llegará a ser como una sola familia, y nuestro planeta como una sola patria. Para ese mundo del futuro deberán prepararse las nuevas generaciones. Y para esa preparación, un campamento internacional como este constituye una educación práctica (APLAUSOS).
Demos las gracias más profundas a los obreros, a los proyectistas y a los cuadros del Partido que impulsaron la construcción de este hermoso campamento, y que han hecho posible con su esfuerzo y sudor la alegría de todos ustedes.
Ayer en Artemisa inaugurábamos un mausoleo, donde se depositan los restos de 17 compañeros que murieron en el Moncada, o en la Sierra Maestra, procedentes de aquella región. Hoy inauguramos este campamento de pioneros, este maravilloso campamento de pioneros. Pero ambas cosas no están aisladas; están, por el contrario, indisolublemente unidas, porque las conquistas de hoy, los éxitos de hoy, los triunfos de hoy, solo fueron posibles por la sangre derramada ayer, por los sacrificios de ayer.
Pronto conmemoraremos el XXIV aniversario del Moncada. Démosles también las gracias a todos los que cayeron para hacer posible el presente de nuestra patria: los que cayeron en el Moncada y los que cayeron mucho antes del Moncada, y los que cayeron después del Moncada y aun mucho después del Moncada (APLAUSOS).
Sabemos que nuestros pioneros entienden esto. Entienden que mucho de lo que tenemos hoy se lo debemos a los que se sacrificaron ayer (APLAUSOS), pero también saben que mucho de lo que tendrán las futuras generaciones deberá crearse con el sacrificio y el esfuerzo de nuestra presente generación de pioneros (APLAUSOS). Que la oportunidad de ser heroicos existirá siempre, que la oportunidad de sacrificarse existirá siempre, que la oportunidad de luchar existirá siempre.
Los años futuros serán también años de esfuerzo, de sacrificio, de lucha, de heroísmo, pero serán también años de victorias y de éxitos.
Las generaciones pasadas no monopolizaron todo el mérito posible; las generaciones futuras tendrán la oportunidad de hacer cosas iguales y aun mejores que las que realizaron nuestra generación y las generaciones pasadas (APLAUSOS).
En este hermoso día felicitamos a todos los pioneros cubanos, y saludamos a todos los pioneros procedentes de otros países que nos visitan. Y con inmensa satisfacción, podríamos decir con orgullo: nuestro Partido y nuestro Gobierno Revolucionario les entregan este campamento internacional que, por voluntad de ustedes, se llamará Campamento Internacional 26 de Julio (APLAUSOS).
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! (EXCLAMACIONES DE: "¡Venceremos!")
(OVACION)