La Revolución convertida en ley
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Cuando el 16 de octubre de 1953 Fidel Castro pronunciaba su alegato de autodefensa por los sucesos del 26 de Julio contraía un compromiso indisoluble con el pueblo cubano al dejar por sentado que la segunda ley revolucionaria estaría encaminada a dar solución al problema de la tierra. En el propio documento argumentó sin tapujos
Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas está en manos extranjeras. En Oriente, que es la provincia más ancha, las tierras de la United Fruit Company y la West Indies unen la costa norte con la costa sur. Hay doscientas mil familias campesinas que no tienen una vara de tierra donde sembrar unas viandas para sus hambrientos hijos y, en cambio, permanecen sin cultivar, en manos de poderosos intereses, cerca de trescientas mil caballerías de tierras productivas.[1]
El joven revolucionario comprendía que cualquier plan de progreso para la nación tenía implícito transformar el alto grado de deformación que tenía la concepción agropecuaria nacional. Por supuesto, para alcanzar este fin era indispensable la realización de una reforma agraria radical que interviniera los extensos latifundios y trastrocara el régimen de propiedad sobre la tierra.
La clara visión del líder advirtió la necesidad de una pragmática con características sustanciales, cuya aplicación efectiva permitiera eliminar el latifundio, elevar el nivel de vida del campesinado, propiciar el crecimiento del mercado interno para la producción industrial y facilitar el proceso de industrialización nacional.
Los encargados de redactar la ley fueron elegidos con sumo cuidado, pues existían dentro del gobierno elementos demasiado moderados y temerosos de una ley agraria radical. El grupo trabajó secretamente, en Tarará, donde el Che se recuperaba de una afección respiratoria, desde el 23 de febrero hasta mayo de 1959; estuvo formado por Ernesto Guevara, Vilma Espín, Segundo Ceballos, Alfredo Guevara, Oscar Pino Santos, Antonio Núñez Jiménez y Fidel Castro, que participaba de forma asidua, posteriormente se incorporó Osvaldo Dorticós, quien mejoró el texto con correcciones estilísticas de carácter técnico-jurídico.
Fidel se preocupaba permanentemente por la redacción del documento, sugirió ideas y modificaciones al texto, añadió anotaciones hasta momentos antes de ser firmada por el Consejo de Ministros. Él le incorporó el espíritu de cooperativización, lo que representó un audaz salto, al pasar de una producción semi-feudal a una cooperativista.
El 17 de mayo de 1959 fue refrendada en La Plata, sitio de mucho simbolismo, por haber sido sede de la Comandancia General del Ejército Rebelde. Se eligió esta fecha en recordación de Niceto Pérez García, destacado defensor de demandas campesinas, asesinado ese día de 1946.
La Ley de Reforma Agraria incorporó a su cuerpo uno de los aspectos más positivos de su precedente, la Ley no. 3 de la Sierra Maestra sobre el derecho de los campesinos a la tierra aplicada en el Primer Frente José Martí. Además, fijó en treinta caballerías, el máximo de extensión de tierra que podría poseer una persona natural o jurídica.Las tierras que excediesen ese límite serían expropiadas para su distribución entre los campesinos y los obreros agrícolas sin tierras.
El 6 de marzo de 1961, Fidel Castro reflexionaba
Debemos reconocer que cuando hicimos la Reforma Agraria no teníamos esa visión tan clara del problema, en lo que se relaciona a los pequeños propietarios de tierra (…) Lo que no era posible, por ningún concepto, era permitir que continuara el sistema de arrendamientos de tierra; no era posible permitir que continuara el sistema de arrendamientos de tierra, porque es desde todo punto absurdo que una familia esté trabajando una caballería de tierra, y de esa caballería de tierra tenga que vivir el que la trabaja y otro que no va por allí nunca.[2]
El articulado dio lugar a la que sería, sin lugar a dudas, una de las instituciones más importante creada por la Revolución en sus inicios el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). A través de este, no solo se puso en marcha una profunda transformación en el sector agropecuario, sino que se dirigió y aplicó en la práctica toda clase de medidas en beneficio de la nación, por lo que se convirtió con rapidez en el embrión del nuevo Estado, la escuela de cuadros de dirección y de futuras formas organizativas.
La designación de Fidel al frente del nuevo organismo lo fortaleció como eficaz contrapartida al poder formal. En julio de ese mismo año, Fidel dimitió como primer ministro, pero no a la presidencia del INRA. Para él estaba claro que no podía alejarse demasiado de las esferas de influencia, pues aún eran fuertes los personajes antagónicos o de poca visión política, incluso, dentro de las filas revolucionarias, que podían dar al traste con los cambios.
Antes de promulgarse la Ley, la tónica de los intereses de burgueses y terratenientes había sido el halago, hipócritas muestras de apoyo a la Revolución y su reforma agraria, y ofrecimiento de colaboración y recursos materiales. A partir de su puesta en marcha hubo un cambio evidente en la actitud de la oligarquía nacional y del imperialismo estadounidense; el choque de intereses fue totalmente frontal y comenzó a desplazarse hacia la contrarrevolución activa. Al mismo tiempo, el imperialismo estadounidense intensificó su enfrentamiento a la Revolución .
La conjugación de las aspiraciones entre los sectores de la oposición (interno y externo), contrarios a la modificación de las relaciones sociales que les impedían el dominio de los destinos de la Isla y la expoliación ilimitada de sus riquezas, consolidaron un bloque oponente que se convirtió, en muy poco tiempo, en un colosal adversario dela Revolución Cubana.
Luego de la publicación de la Ley de Reforma Agraria en la Gaceta Oficial de la República de Cuba,el 3 de junio de 1959, Phillip Bonsal entregó una nota a Fidel Castro en el aeropuerto internacional José Martí —a donde había acudido a despedir a Ernesto Guevara, que partía hacia la República Árabe de Egipto— en la cual dejaba sentadas las preocupaciones de su gobierno con relación al tema
(…) El texto de la Ley de Reforma Agraria causa una gran preocupación al Gobierno de los Estado Unidos con respecto a la suficiencia de las estipulaciones sobre compensaciones a los ciudadanos estadounidenses[3].
Sobre el escrito Fidel expresó
La nota será respondida por el ministerio de Estado a través de los conductos diplomáticos normales. El problema de la Reforma Agraria es un asunto absolutamente cubano, dentro de los fueros exclusivos de la soberanía nacional. Cuba es un país enteramente soberano en un continente donde todos los pueblos, grandes y pequeños, nos tratan con respeto[4].
La Primera Ley de Reforma Agraria resaltó las cualidades morales y el liderazgo indiscutible de Fidel Castro Ruz, determinó exacta y definitivamente la división de los polos de la Revolución y la manifestación abierta de sus detractores. A partir de ese momento se agudizó la lucha de clases en el país y se incrementaron significativamente las acciones contrarrevolucionarias, tanto dentro como fuera del territorio.
Pero la Cuba de 1959 distaba mucho de la de 1902. De esta manera, en el segundo semestre de 1959 se pudo comenzar con la aplicación de la ley, una muestra irrefutable de que la verdadera revolución estaba en marcha y ya nada podría detenerla.
Notas
[1]Fidel Castro La Historia me Absolverá. Edición definitiva y anotada, p.63-64, Ed. Oficina de publicaciones del Consejo de Estado (OAHCE), col. Batalla de Ideas,La Habana, 2005, notas y textos introductorios Pedro Álvarez-Tabío y Guillermo Alonso Fiel, coproducido con ediciones Luxemburg, ISBN 98-21734-2-7.
[2]Discurso pronunciado por Fidel Castro en el acto de clausura de la Primera Conferencia Regional de Plantaciones de la América Latina, en el Teatro de la Central de Trabajadores de Cuba Revolucionaria, versión taquigráfica fondo Gobierno Revolucionario. Archivo de la OAHCE.
[3]José Cantón Navarro y Martin Duarte Hurtado Cuba 42 años de Revolución. Cronología histórica 1959-1982, t.1, p. 35,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
[4]«La Reforma Agraria es un asunto enteramente cubano»Crítica, p.7, 13 de junio de 1959.