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Algunos aspectos de interés (primera parte)

Líneas de alcance de los cohetes R-12 y R-14 emplazados en Cuba. (Mapa 1)

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Periódico Granma

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¿POR QUÉ SE TRAJERON LOS COHETES NUCLEARES SOVIÉTICOS A CUBA?
 
Cuentan que a principios de los años 50, cuando se iniciaba la carrera de las armas nucleares, al científico Albert Einstein, padre de la teoría de la relatividad, le hicieron en una entrevista la pregunta siguiente: “¿Con qué armas usted considera que se desarrollará la Tercera Guerra Mundial?” La respuesta fue rápida: “No creo que nadie pueda predecir eso, pero estoy seguro de que la cuarta será con el hacha de piedra”.
 
Sin embargo, la Crisis de Octubre de l962 fue la primera vez, y, por suerte, la última hasta ahora, en que la humanidad se vio al borde de la guerra nuclear, a punto de regresar al hacha de piedra, por lo que este suceso histórico continúa atrayendo el interés, medio siglo después, ya que aquellos días “estremecieron al mundo” en el sentido literal de la palabra.
 
Las primeras explosiones nucleares fueron realizadas por Estados Unidos en 1945, contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Naga­saki, las únicas efectuadas en situación de combate en la historia. La Unión Soviética de­tonó su primera bomba nuclear en 1949, comenzando así la carrera por el desarrollo de las armas nucleares, en la que Estados Unidos salía con cuatro años de ventaja y con una industria sobre la que no había caído una sola bomba durante la pasada guerra, mientras que la Unión Soviética había sufrido colosales pérdidas durante la misma.
 
Para el año 1962 la correlación existente de los medios portadores de armas nucleares que podían alcanzar el territorio del contrario era de 5 a 1 a favor de Estados Unidos. Pero la desventaja era mucho mayor si tenemos en cuenta las armas nucleares (cabezas de combate de co­hetes y bombas de aviación), pues mientras los soviéticos poseían algo más de 300 que llegaban a territorio norteamericano, estos contaban con unas 5 000 que podían impactar en la URSS, para una superioridad de 17:1.
 
Por entonces, hacía tres años que había triunfado la Revolución Cubana; durante los cuales el gobierno norteamericano trató de derrocar al gobierno revolucionario en diversas formas sin lograrlo, incluyendo la derrota sufrida por la invasión mercenaria en Playa Girón, en abril de 1961. Por cierto, esa derrota resultó sumamente humillante para el nuevo presidente de los Estados Unidos, J. F. Ken­nedy, al decir de su hermano y de algunos de sus asesores directos. Por esto, a fines de 1961 se organizó la Operación “Mangosta”, la que debía aportar el pretexto para realizar una nue­va invasión a Cuba, esta vez con las fuerzas armadas norteamericanas.
 
Ese objetivo fue siendo conocido por aquellos meses por los gobiernos soviético y cubano, de una forma más o menos segura. Al considerar los dirigentes soviéticos que Cuba no sería capaz de resistir la agresión militar directa de Estados Unidos, surgió la proposición de emplazar en la Isla un contingente de tropas soviéticas con cohetes nucleares de alcance medio que fueran capaces de alcanzar el territorio de Estados Unidos, considerando que esa sería la única forma de impedir la agresión, ya que en estas condiciones la misma ya no sería contra la pequeña Cuba, sino una confrontación directa con la Unión Soviética. Con­si­deraron además, que el traslado de los cohetes debía ser realizado en el más estricto secreto, dando a conocer su presencia en la Isla solamente cuando estuvieran emplazados y listos para el combate. Al hacer este planteamiento tenían en cuenta que Estados Unidos, a través de la OTAN, ya tenían emplazados en Europa cohetes de alcance medio nucleares que llegaban al territorio soviético, por lo que concluían que puestos ante el hecho consumado, los norteamericanos tendrían que aceptar la presencia de los cohetes en Cuba, al igual que ellos habían tenido que aceptar sus cohetes en Turquía, Italia e Inglaterra.

 
Esta proposición fue analizada los días 21 y 24 de mayo de 1962 en Moscú, por los máximos dirigentes del Partido soviético y por la jefatura de sus Fuerzas Armadas. En la segunda reunión fue aprobada la proposición presentada, quedando pendiente a la aprobación de la parte cubana; para hacer la proposición a los dirigentes de la Isla fue enviada con urgencia una comisión de alto nivel. La comisión llegó a La Habana el 29 de mayo y esa misma noche expuso el objetivo de su viaje al Primer Ministro, comandante Fidel Castro, quien ha expresado que en ese momento entendió que ellos estaban interesados en instalar los proyectiles, pues eso habría significado un cambio en la correlación de fuerzas y una mejoría en la posición militar de la Unión Soviética y de todo el campo socialista. El dirigente cubano hizo algunas preguntas y planteó que necesitaba reunir a la dirección del país para informar y tomar una decisión.
 
“A mí, personalmente, no me gustaba la presencia de esa base militar soviética en Cu­ba, por una razón de imagen de Cuba, de imagen de la Revolución Cubana. Pero no lo analizamos como una cuestión de gusto o no, sino desde el punto de vista ético y moral (...): si deseábamos que los soviéticos nos apoyaran en caso de una agresión, sería inmoral oponernos a la presencia de esas armas en nuestro país, puesto que ellas fortalecían también a la Unión Soviética (…) Por eso dimos una respuesta positiva”. [1]
 
Desde entonces se ha discutido cuál fue la causa verdadera del traslado de los cohetes soviéticos a Cuba: la defensa de la Revolución Cubana o el deseo de los dirigentes soviéticos de compensar la desventaja que tenían en armamentos nucleares con los Estados Uni­dos. Solo habría que agregar, sobre la base de los conocimientos actuales, que los dirigentes soviéticos conocían con bastante exactitud su inferioridad en aquella época y que con los cohetes que se decidió emplazar en Cuba esa inferioridad casi no se alteraba en la práctica.
 
LA COMPOSICIÓN DE LA AGRUPACIÓN DE TROPAS SOVIÉTICAS EN CUBA

 
El 10 de junio se realizó en Moscú una nueva reunión al más alto nivel, en la que se aprobó definitivamente el traslado de los cohetes nucleares a Cuba. El 13 de junio, el ministro de De­fen­sa de la URSS firmó las directivas para los jefes superiores de las tropas que participarían en la operación. En ellas se planteaban las misiones, la composición numérica, los tipos de ar­ma­mento y otras medidas, especificándose que todo sería ejecutado en total secreto. La composición prevista inicialmente para la Agru­pación de Tropas Soviéticas en Cuba fue la siguiente:
 
Tropas Coheteriles Estratégicas: Una división equipada con cohetes nucleares de alcance me­dio e intermedio. La división estaba compuesta por cinco regimientos, tres con cohetes de alcance medio del tipo R-12 (SS-4 según la denominación de la OTAN) y dos con cohetes de alcance intermedio R-14 (SS-5). Cada regimiento contaba con ocho rampas de lanzamiento y 12 cohetes, para un total de 40 rampas y 60 cohetes.
 
El alcance de los R-12 era de hasta 2 100 km. La potencia de una carga nuclear se mide por la cantidad de explosivo convencional que provoca una explosión equivalente, por esto, si una carga nuclear tiene una potencia de 100 kilotones, ello indica que es equivalente a cien mil toneladas de explosivo convencional. La potencia de la carga nuclear de un R-12 era de un megatón (equivalente a la detonación de un millón de toneladas de explosivos convencionales); si tenemos en cuenta que la bomba de Hiroshima tenía una potencia de 13,5 kilotones, vemos que la carga de un R-12 era 77 veces más poderosa. Por su parte, los cohetes R-14 llegaban hasta 4 500 km, mientras que la potencia de su carga nuclear era de 1,65 megatones, es decir, 127 veces más potente que la de Hiroshima. Con los cohetes R-12 y R-14 emplazados en Cuba se podrían batir blancos en casi todo el territorio continental de los Estados Unidos (ver mapa 1).
 
Fuerza Aérea: Sus unidades fundamentales eran un escuadrón de bombarderos ligeros IL-28 y dos regimientos de cohetes alados de corto alcance. Los bombarderos estaban equipados para transportar una bomba nuclear de seis kilotones (0,45 de la bomba de Hiroshima) cada uno, hasta la distancia aproximada de 1 000 km.
 
Los dos regimientos de cohetes alados poseían en total 16 rampas de lanzamiento y 80 cohetes del tipo FKR-1. Su alcance era de hasta 150 km y podían llevar cargas convencionales o nucleares con potencias de cinco a 12 kilotones (0,4-0,9 de la de Hiroshima). Para cada cohete se llevarían una carga convencional y una nuclear.
 
Tropas de la Defensa Antiaérea: Integradas por dos divisiones de  cohetes antiaéreos y un regimiento de aviones cazainterceptores.
 
Las dos divisiones contaban con 24 grupos de lanzamiento de cohetes antiaéreos SA-75, los que eran efectivos hasta 34 km de distancia, con alturas de hasta 27 km. El regimiento aéreo de caza contaba con 40 aviones MIG-21, con características de primera línea.
 
Tropas Terrestres: Compuestas por cuatro regimientos de infantería motorizada, tres de los cuales estaban reforzados con grupos de cohetes tácticos de corto alcance, del tipo “Luna”. Cada regimiento tenía 2 500 hombres y contaba con tanques, carros blindados, artillería, morteros y cohetes dirigidos antitanque, entre otros medios. Los cohetes “Luna” se utilizaban contra blancos terrestres, su alcance era de hasta 55 km. Se enviarían a Cuba 36 cohetes de este tipo, 24 con cargas convencionales y 12 con cargas nucleares de tres kilotones (0,23 de la de Hiroshima).
 
Marina de Guerra: Compuesta por una escuadra de buques de superficie integrada por dos cruceros y cuatro destructores; una división con siete submarinos de ataque, cada uno con tres cohetes alados R-13 de 540 km de alcance y cabeza de combate nuclear; una brigada de cuatro submarinos regulares, cada uno con un torpedo de carga nuclear y los restantes convencionales; una brigada de 12 lanchas coheteras, cada una con dos cohetes de carga convencional y 40 km de alcance; un regimiento de bombarderos ligeros IL-28 equipados con minas y torpedos y un regimiento de cohetes alados de defensa costera, con cuatro grupos de lanzamiento de cohetes del tipo “Sopka”, para ser utilizados contra blancos navales de superficie; su alcance era de 80 km y llevaban cargas de combate convencionales.
 
Se previó iniciar el traslado de la Agrupación a fines de la primera quincena de julio y debía estar en disposición combativa en la Isla para fines de octubre.
 
A fines del mes de septiembre se decidió no enviar la escuadra de buques de superficie y la brigada de submarinos de ataque.
 
LA UBICACIÓN DE LAS UNIDADES SOVIÉTICAS QUE LLEGABAN

 
A medida que arribaban, a partir de finales de julio, las unidades de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS) iban ocupando los lugares que les correspondían en el orden combativo previsto. Aunque los medios de la división de cohetes estratégicos aún no habían llegado, se trabajaba intensamente en la preparación de sus emplazamientos, los que habían sido seleccionados para dos regimientos de cohetes de alcance medio al norte de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal-Candelaria, provincia de Pinar del Río, y un regimiento en Sitiecito-Calabazar de Sagua, provincia de Las Villas, mientras que los dos regimientos de cohetes de alcance intermedio se ubicarían en la zona de Guanajay (meseta del Esperón), provincia de Pinar del Río, y en Remedios-Zulueta, provincia de Las Villas.
 
En la gráfica de la página 4  se aprecian las ubicaciones previstas para los regimientos de infantería motorizada, en la zona de Artemisa, entre Managua y Santiago de Las Vegas, en las zonas de Remedios y Holguín, en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Las Villas y Oriente. La base principal de los medios de la Marina de Guerra se encontraba en la bahía del Mariel. La jefatura y el estado mayor de la ATS fueron ubicados en los alrededores de la ciudad de La Habana. El almacén central de las cargas nu-cleares fue planificado en un polvorín subterráneo que estaba no lejos del poblado de Bejucal, a unos 20 km al sur de La Habana. Los dos regimientos de cohetes alados, del tipo FKR-1, se dislocaron en la Base Granma, cerca del Mariel, y en la zona de Mayarí Arriba, Sierra Cristal.
 
Los bombarderos ligeros IL-28 serían ensamblados en la Base Aérea de San Julián, provincia de Pinar del Río, operando posteriormente desde esa base y desde la Base Aérea de Holguín, en la provincia de Oriente. Por su parte, el regimiento de aviación de caza, equipado con los MIG-21, se basificaría en la Base Aérea de Santa Clara, desde donde se podrían dirigir hacia las regiones occidental u oriental del país, en dependencia de las necesidades, mientras que la Base Aérea de San Antonio, en la provincia de La Habana, permanecía como base principal de la aviación cubana.