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La unidad abrió el camino de la libertad

Fecha: 

14/05/2024

Fuente: 

Juventud Rebelde

Autor: 

El 15 de mayo de 1955 la historia de Cuba se enfocó en un nuevo camino. Ese día, Fidel Castro Ruz y los demás asaltantes a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, fueron liberados del Presidio Modelo, en la otrora Isla de Pinos.
 
El indulto de estos jóvenes no fue un acto de casualidad ni un gesto de «gentileza» del tirano Fulgencio Batista en época de elecciones. Fue el resultado del impulso de un movimiento que se fortaleció en todo el país.
 
La acción popular fue liderada por Juan Almeida (padre) y Sergio Montané. Juntos crearon el Comité Pro Amnistía en territorio pinero y, con una agenda incansable de demandas de libertad para los jóvenes, ejercieron presión sobre el Gobierno hasta lograr la firma del tirano.
 
En aquel entonces, el pueblo de esta ínsula, aunque no muy numeroso y marcado por los horrores del Presidio Modelo, despertó de su letargo. Unió sus voces a las de los familiares y amigos de aquellos que, inspirados por las ideas del Apóstol, nunca dudaron en luchar por la total independencia de la Patria.
 
Cuando los moncadistas liderados por Fidel fueron trasladados al reclusorio, los gobernantes creyeron erróneamente que estaban poniendo fin a la historia de un grupo de revoltosos sin organización ni futuro. Sin embargo, el tiempo demostró lo contrario. Varios historiadores señalan el 15 de mayo de 1955 como una de las fechas más significativas del proceso revolucionario cubano.
 
Durante su estancia en el Presidio, estos jóvenes cambiaron los fusiles por libros y profundizaron en las ideas marxistas, la base ideológica de la Revolución. Allí también se fomentó el compañerismo y la solidaridad con aquellos que no recibían ayuda de sus familias. Se fortalecieron en argumentos y creció su sentido del deber con la Patria. Esta unidad y el uso eficiente del tiempo fueron factores vitales para la lucha en años posteriores.
 
Hoy, 69 años después, el pueblo de  Isla de la Juventud conmemora aquel día con recuerdos, reflexión y compromiso. Agradecen vivir en un país que transformó el Presidio Modelo en Palacio de Pioneros, un lugar que acerca la historia a los jóvenes para que crezcan como verdaderos revolucionarios y defiendan los más genuinos valores e ideales de libertad y soberanía plenas.
 
La celebración ha traído consigo jornadas intensas de trabajo. Se preparan tierras deficientemente explotadas para la siembra, se impulsan los planes productivos y se embellecen centros de estudios y laborales, con la mira en afianzar la identidad local a la altura del significado histórico de los sucesos.
 
Los pineros, en representación del pueblo cubano, festeja este día por varias razones: el triunfo de las ideas que asaltaron el Moncada, la victoria popular del 15 de mayo de 1955, el desembarco del Granma y la lucha insurreccional en la montaña y en el llano, que concluyó con el triunfo de enero de 1959.
 
Gracias a aquel suceso, hoy es posible hablar de la concreción de los sueños nacidos entre las rejas del presidio, donde la Revolución encontró su fragua más fecunda: recordatorio de que la historia no solo se escribe con palabras, sino también con acciones, luchas y, sobre todo, con la voluntad indomable de un pueblo.